* de Luis de Góngora
** de Niels Bohr
foto: Samuel Beckett contempla perro y gato, tomado de Entre Gulistán y Bostan

jueves, 22 de agosto de 2013

Nichita STANESCU (Ploiesti,1933-Bucarest,1983)






EL SUEÑO Y EL DESPERTAR

Como yo no entendía nada
ni tú tampoco,
hemos creído que somos de la misma edad.
Nos hemos confesado uno frente al otro
el más oculto secreto:
que existimos...
Pero era de noche y, ay, por la mañana,
terrible descubrimiento,
me había despertado con la sien sobre tí,
amarilla, gavilla, trigo.

Y he pensado: Dios mío,
¿qué clase de pan sería yo
y para quién?



de Segunda Elegía, Gética

En cada hueco estaba sentado un dios.

Si se abría una piedra, en seguida era traído
y colocado dentro un dios.

Bastaba que se rompiera un puente
para que en este sitio se sentara un dios,
o en las carreteras bastaba un hoyo en el asfalto
para que se sentara un dios.

Ay, no te cortes la mano o el pie,
por error o con intención,
en seguida pondrán dentro de la herida un dios,
como en todas partes.
Pondrán dentro un dios
para tener a quien rezar, puesto que él
defiende todo lo que se aleja de sí mismo.

Ten cuidado, campeador, no pierdas
el ojo
porque van a traer y meterán
en el hueco un dios
y él va a sentarse allá de piedra, y nosotros
moveremos nuestras almas glorificándole...
Incluso tu agitarás el alma
glorificándole como a un extranjero.

de Antología de la poesía rumana contemporánea (Edit.Elion, Bucarest, 2000, trad. de Darie Novaceanu).



Quinta Elegía

LA TENTACIÓN DE LO REAL
No me enfadé jamás con las manzanas
Porque fueran manzanas, ni con las hojas porque fueran hojas,
Ni con la sombra porque fuera sombra, ni con los pájaros porque
Fueran pájaros.
Pero manzanas, hojas, sombras, pájaros
Se enfadaron de pronto conmigo.
Heme conducido ante el tribunal de las hojas,
Ante el tribunal de las sombras, de las manzanas, de los pájaros,
Tribunales redondos, tribunales aéreos
Tribunales tenues, refrescantes.
Heme condenado por el no saber,
Por el tedio, por la intranquilidad,
Por la inmovilidad..
Sentencias redactadas en el idioma de las pepitas.
Actas de acusación selladas
Con vísceras de pájaro,
Refrescantes penitencias grises decididas para mí.
Estoy de pie, con la cabeza descubierta,
Trato de descifrar lo que se merece
Mi ignorancia…
Y no puedo, no puedo descifrar
Nada,
Y este estado de espíritu, él mismo
Se enfada conmigo
Y me condena, indescifrable,
A una perpetua espera,
A una concentración de los significados en sí mismos,
Hasta que adopte la forma de las manzanas, de las hojas,
De las sombras,
De los pájaros.


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No tropieza con nadie
ni se golpea con nada,
ya que no ofrece nada al exterior
con lo que pueda golpearse.

fuente  traducción del rumano Ionana Zlotescu y José María Bermejo

Sexta elegía  

Afasia

Estoy entre dos ídolos y no puedo elegir
Ni a uno ni a otro,
Estoy entre dos ídolos y llueve menudamente,
Y no puedo escoger ni a uno ni a otro
Y en la espera los ídolos se fosilizan
Bajo la lluvia menuda. Estoy aquí,
Y no puedo elegir entre dos
Trozos de madera, y llueve menudamente y no puedo
Bajo la lluvia putrefacta elegir. Estoy aquí
Y los maderos. Los dos, enseñan
Sus costillas blanqueadas por la lluvia menuda.
Estoy entre dos esqueletos de caballo
Y no puedo elegir a ninguno, estoy y
Llueve menudamente deshaciendo la tierra
Bajo los huesos blancos, y no puedo elegir.
Estoy entre dos fosas y llueve menudamente
Y el agua recorre la tierra con dientes
De rata hambrienta.
Estoy, con una pala en la mano, entre dos fosas, y no puedo, bajo la lluvia menuda,
Elegir cuál será la primera para luego taparla
Con la tierra mordida por la lluvia menuda.


II


Ni siquiera tiene presente,
Pero es difícil imaginar
De qué manera no lo tiene.
Es el adentro pleno,
El interior del punto,
Más apretado en sí que el punto mismo.




de Undécima elegía
VI

Heme
permaneciendo en lo que soy,
con banderas de soledad, con escudos de frío,
atrás, hacia mí mismo corro,
arrancándome de todas partes,
arrancándome de mi delante,
de mi atrás, de la derecha, y
de la izquierda, de mi arriba, y
de mi abajo, partiendo
desde todas partes y regalando
a todas partes signos del recuerdo:
del cielo - estrellas,
de la tierra - aire,
de las sombras - ramas con sus hojas puestas.


Poema

¿Dime, si algún día podré coger y besar la
planta de tu pie...
verdad que tú vas a cojear un poco, después,
con el temor de no aplastar mi beso?

 
Evocación

Era linda como la sombra de una idea —
sus espaldas olían como la piel de una niña,
a piedra apenas rota,
a grito en una lengua muerta.
No pesaba... era como la respiración.
Riendo y llorando a lágrima viva
era salada como la sal
que los bárbaros sirven en sus festines.
Era hermosa como la sombra de un pensamiento.
En todas las aguas solamente ella la tierra.

Emoción de otoño

Ha llegado el otoño, por favor,
cúbreme el corazón con alguna cosa,
con la sombra de un árbol, o mejor con la tuya.
A veces tengo miedo de no verte más,
que alas afiladas hasta al cielo me van a crecer,
que tú misma vas a esconderte en un ojo ajeno
y que va a cerrarse con una hoja de ajenjo.
Y entonces me acerco de piedras y me callo,
llevo todas las palabras y las ahogo en el mar,
silbo la luna, la levanto yo mismo y la convierto
en un gran amor.

Cuadriga
a Mihai Eminescu

Silba una cuadriga sobre la llanura
de mis segundos.
Tiene cuatro caballos, tiene dos luchadores.
Uno está con los ojos entre hojas, el otro
con los ojos en lágrimas.
Uno mantiene su corazón adelante, en los caballos,
el otro arrastra su corazón, atrás, sobre las piedras.
Uno aprieta los frenos con su brazo derecho,
el otro aprieta la tristeza entre sus brazos.
Uno se mantiene firme, con sus armas,
el otro con sus recuerdos.
Silba una cuadriga sobre la llanura
de mis segundos.
Tiene cuatro caballos negros, tiene dos luchadores.
Uno mantiene su vida en las águilas,
el otro, mantiene su vida en las ruedas trastornadas,
y los caballos corren, hasta que quiebran con sus bocas
el segundo,
corren hacia fuera, corren hacia fuera
y no se ven más.

traducción del rumano Ionana Zlotescu y José María Bermejo.

1 comentario:

  1. Iba a elegir con el cursor un verso para copiarlo, pegarlo aquí y comentarlo. Pero el cursor ha ido deslizando su brocha azul hasta el final...

    Qué... qué regalazo, karmen. Ahora comprendo mejor tu comentario a mi "punto".

    No conocía a Stanescu ni de oídas. ¡Qué vergüenza, conocer a tanto politicastro y no conocer a Stanescu!

    Las fotos ilustran muy acertadamente el caminar poético de este hombre cuya primera foto, por cierto, me evoca, no sé por qué, a Manning.

    Gracias, y salud!

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