* de Luis de Góngora
** de Niels Bohr
foto: Samuel Beckett contempla perro y gato, tomado de Entre Gulistán y Bostan

miércoles, 2 de marzo de 2011

B.KARLOFF-el monstruo del dr.Frankenstein-Fragm de la 3ª elegía de Duino-R.M.RILKE


Boris KARLOFF-El monstruo del dr.Frankenstein-
vía Entre Gulistan y Bostan-de Patricia Damiano-


Y él mismo, tumbado, el aliviado, bajo
párpados soñolientos disolviendo el dulzor
de tu leve figura en el paladeado adormecerse:
parecía un ser protegido...Pero dentro: ¿quién defendía?
¿quién impedía, dentro, en él las aguas del origen?
Ay, allí no había cautela alguna en el durmiente;
durmiendo,
pero soñando, pero entre fiebres: cómo se entregaba.
Él, el nuevo, el medroso, cómo estaba enredado
con las lianas cada vez más ligeras de su acontecer
interior,
entrelazadas ya en muestras, en un crecimiento que le
estrangulaba, en formas
que le acosaban, como animales. Cómo se entregaba. Amaba
Amaba su interior, la selva de su interior,
este bosque originario que había en él, sobre cuyo
mudo derrumbamiento
se erguía su corazón, de un verde luminoso. Amaba.
Lo abandonó, se fue,
saliendo de sus propias raíces, al enorme origen
donde su pequeño nacimiento estaba ya sobrevivido.
Amando
descendió a la sangre más vieja, a los barrancos
donde yacía lo Terrible, ahíto aún de los padres. Y
todo
lo terrible le conocía, guiñaba, estaba como en connivencia.
Sí, lo Terrible sonreía...Rara vez
has sonreído, madre, de un modo tan tierno.
Cómo no
iba a amarlo si esto le sonreía. Antes que tú
lo ha amado él, pues, ya cuando en ti lo llevabas,
esto estaba disuelto en el agua que hace ligero a aquel
que germina. [...]
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Trad. Eustaquio BARJAU-edit. Cátedra-
Elegías de Duino-R.M.RILKE
[...]Und er selbst, wie er lag, der Erleichterte, unter
schläfernden Lidern deiner leichten Gestaltung
Süße lüsend in den gekosteten Vorschlaf -:
schien ein Gehüteter... Aber innen: wer wehrte,
hinderte innen in ihm die Fluten der Herkunft?
Ach, da war keine Vorsicht im Schlafenden; schlafend,
aber träumend, aber in Fiebern: wie er sich ein-ließ.
Er, der Neue, Scheuende, wie er verstrickt war,
mit des innern Geschehns weiterschlagenden Ranken
schon zu Mustern verschlungen, zu würgendem Wachstum, zu tierhaft
jagenden Formen. Wie er sich hingab -. Liebte.
Liebte sein Inneres, seines Inneren Wildnis,
diesen Urwald in ihm, auf dessen stummem Gestürztsein
lichtgrün sein Herz stand. Liebte. Verließ es, ging die
eigenen Wurzeln hinaus in gewaltigen Ursprung,
wo seine kleine Geburt schon überlebt war. Liebend
stieg er hinab in das ältere Blut, in die Schluchten,
wo das Furchtbare lag, noch satt von den Vätern. Und jedes
Schreckliche kannte ihn, blinzelte, war wie verständigt.
Ja, das Entsetzliche lächelte ... Selten
hast du so zärtlich gelächelt, Mutter. Wie sollte
er es nicht lieben, da es ihm lächelte. Vor dir
hat ers geliebt, denn, da du ihn trugst schon,
war es im Wasser gelöst, das den Keimenden leicht macht.[...]

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