Malferida iba la garza
Enamorada:
Sola va y gritos daba.
Donde la garza hace su nido,
ribericas de aquel río,
sola va y gritos daba
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Si los delfines mueren de amores,
¡triste de mí!
¿Qué harán los hombres que tienen tiernos
los corazones?
¿triste de mí!
¿Qué harán los hombres?
**
Dentro en el vergel
moriré
dentro en el rosal
matarme han.
Yo me iba, mi madre,
las rosas coger;
hallé mis amores
dentro en el vergel.
Dentro en el rosal
matarme han.
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del Cancionero medieval castellano
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MATSUO BASHO
(Japón, 1644–1694)
“No sigo el camino de los antiguos: busco lo que ellos buscaron.”
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Es primavera:
la colina sin nombre
entre la niebla.
***
El mar ya oscuro:
los gritos de los patos
apenas blancos.
***
Llora
la sombra sola de la anciana.
Compañera de la luna.
***
A una amapola
deja sus alas una mariposa
como recuerdo.
***
Un relámpago
y el grito de la garza,
hondo en lo oscuro.
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(Trad.: Octavio Paz, Eikichi Hayashiya)
leer más en elmundoincompletodeirenegruss
Un cruce maravilloso, Carmen.
ResponderEliminarResulta apasionante la lectura cruzada, el intento de encontrar ese ADN, monogénesis poética que haría que esos textos distantes se reconozcan. Sin embargo, el destello condensado del haiku es tan diferente a la perenne musicalidad de la cancioncilla castellana. No es la misma garza la que nos acunó.
ResponderEliminarUna entrada extraordinaria, Karmen. Muchas gracias.
Saludos
Gracias a vosotros, amigos Antonio y Durandarte,por disfrutar de estas comparanzas que nos preguntan una difícil respuesta,porque cómo puede ser que ante una garza dos DNA de la misma especie produzcan cada uno tan distinto cantar. ¿Será porque en Oriente el Abismo estaba "vacío" y en Occidente lo "llenaba" el infierno y el cielo?¿Será porque en Occidente se cantaba y apenas se sabía leer y escribir? ¿Será porque en Oriente cantaba sólo el que escribía y por cómo escribía así cantaba o, simplemente describía conteniendo la reverberación de lo narrado en su espíritu, y es Occidente el que sigue añadiendo su "antropocentrismo", sobre todo si contemporáneamente los leemos, a lo que antes a nadie hubiera conmovido ser cantado? El animal que sufre y ama con maneras humanas y el animal que comparte con el hombre la hondura del abismo, así, sin más.
ResponderEliminarNo obstante cuales sean esas diferencias que les hicieron diferentes fueron y siguen siendo en mi opinión invisibles pero tenaces fronteras entre el imperio del Sol naciente y el del Sol poniente.
Un abrazo a los dos
k
Cada pregunta lleva a otras. ¿Los caracteres de la escritura ideográfica condicionan el mensaje? ¿Esa garza "antropocéntrica", personificada, está más cercana o más lejana de la "otra" garza? (poema "El otro tigre", de Borges). En cualquier caso, como acertadamente apuntas, ¿es legítima nuestra lectura, tan distante/distinta en el tiempo?
ResponderEliminarDisculpa el interrogatorio (retórico o no). Divago, me muevo en círculos, todo son carencias. Ya sabes lo que dice Hörderlin del hombre que piensa.
Un abrazo
La verdad es que yo tampoco sé, querido Durandarte, y sólo tengo más y más preguntas; lo que sí parece cierto sin embargo es que al menos en poesía occidental,el hombre va aminorando su voz tan preponderante para igualarse con la de las cosas. Pienso ahora en Rilke y en JRJiménez, "que mi palabra sea la misma cosa creada por mi alma nuevamente" y es que si a las piedras les cuesta dejar de ser piedras, cuanto le cuesta al ser humano hacer callar su alma sensible, abolir su júbilo o su dolor,y que "nada perturbe el severo pórtico". Visto así me parece que sólo la música y el silencio tienen esas posibilidades, de entrar y salir en la naturaleza, "sin ser notados", en fin que volviendo a Rilke, a la pregunta de qué es lo que hace el poeta con el amor, la muerte, el dolor, las estrellas,etc.decir tan sólo "yo celebro"
ResponderEliminarabrazo
k