Cielo. Caelum: del g. koilon, cóncavo, hueco, vacío, por cuanto se aparece á la vista como una concavidad inmensa.— Los hebreos dieron al cielo la denominación rakiah, que en el sentido propio significa una plancha de "metal muy adelgazada á golpes de martillo, y figuradamente la extensión. Los Setenta tradujeron rakiah, por stereóma (del g. stereos, sólido, firme), que vale solidez ó Firmamento.
D. y c.— Celestial, Celestino y Celestina (nombres propios de persona), Celibato, Célibe (en I. coelebs, del g. koilos, vacío, solo, desamparado, soltero; aunque otros lo derivan de koilé, lecho, y leipó, yo dejo, abandono ó renuncio), Célico (adjetivo poético por Celeste), etc.
Cieno. Caenum: del g. koinos, impuro. En l. caenum es propiamente lo que en castellano llamamos cenagal, un sitio ó lugar lleno de cieno: y el cieno es un lodo blando y hediondo.
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