[Que la certeza sensible no es sino la propia historia de su movimiento; sobre la apelación a la experiencia sensible ("los enunciados protocolarios"); los cultos mistéricos y lo inefable revelado, o la aparente desestimación de lo inefable en la Fenomenología del espíritu; certeza sensible y percepción: saber algo inmediato, y saber algo como de verdad es]
Está claro que la dialéctica de la certeza sensible no es otra cosa que la simple historia [que la sencilla historia] de su movimiento y de su experiencia, y la certeza sensible misma no es otra cosa que sólo esta historia. Por eso, la conciencia natural procede [se dirige] siempre también ella misma hacia ese resultado que es lo que en esa certeza [o en ese movimiento] es lo verdadero; sólo que vuelve a olvidarse de ello siempre otra vez, e inicia el movimiento desde el principio. De ahí que resulte admirable y pasmoso que, en contra de esta experiencia, se establezca [o se busque establecer] como experiencia universal o general, o también como afirmación filosófica, e incluso como resultado del escepticismo, que la realidad o el ser de las cosas externas, en cuanto , éstas, o en cuanto sensibles, tiene absoluta verdad para la conciencia; tal afirmación no sabe a su vez de qué habla, no sabe que está diciendo lo contrario de aquello que querría decir. La verdad del éste sensible [o del esto sensible] representaría [según esta suposición] para la conciencia una experiencia general o universal; pero más bien la experiencia universal es lo contrario; cada conciencia [o toda conciencia] suprime y supera ella misma otra vez verdades del tipo: el aquí es un árbol, o el ahora es mediodía, y expresa lo contrario: el aquí no es un árbol, sino una casa; y lo que en esta segunda afirmación, que suprime y supera a la primera, es a su vez una igual afirmación de un éste sensible [o de un esto sensible], también la conciencia la supera enseguida a su vez; y en toda certeza sensible, de lo único de lo que en verdad se hace experiencia es de eso que hemos visto, a saber: del esto como un universal, lo contrario de aquello que esa afirmación asegura ser experiencia general o universal. -Y hablando de apelar a la experiencia universal, permítasenos anticipar la atención [que en este libro prestaremos a lo práctico, o el lado práctico de lo que venimos diciendo]. Fijándonos en lo práctico, a aquellos que afirman la verdad y certeza de la realidad de los objetos sensibles, se les puede replicar que no tenemos más remedio que remitirlos y mandarlos al nivel ínfimo de la escuela de la sabiduría, a saber: a los viejos misterios eleusinos de Ceres y Baco para que empiecen a enterarse de en qué consistía el misterio de comer el pan y del beber el vino [y aprendan a ejercitarse en ello]; pues el iniciado en esos misterios no solamente llegaba a dudar acerca del ser de las cosas sensibles, sino que incluso llegaba a la desesperación acerca de ese ser [es decir, resolvía que no había tal ser sensible]; y en las cosas sensibles en parte ejercitaba él mismo la propia nihilidad y nulidad de éstas, y en parte veía cómo ellas mismas la ejercitaban sobre sí. Tampoco los animales están excluídos de esta sabiduría, sino que demuestran que están profundísimamente iniciados en ella, pues no se paran ante las cosas sensibles como si éstas fuesen cosas en sí, sino que desesperando acerca de su realidad [cuestionándola radicalmente] y en la plena certeza de la nihilidad de ellas, las agarran sin más y las devoran; y la naturaleza entera celebra como ellos estos revelados misteriros[estos misterios así revelados] que nos enseñan en qué consiste la verdad de las cosas sensibles.
Sin embargo, conforme a las observaciones precedentes, quienes hacen tal afirmación, quienes establecen tal tesis [de que la verdadera realidad es la que la certeza sensible propone], dicen también ellos mismos lo contrario de aquello en que están pensando, de aquello que querrían decir; y éste es un fenómeno [el decir inmediatamente lo contrario de aquello en que se está pensando o de aquello que se quiere decir] que quizá sea el más apropiado para hacernos reflexionar acerca de la naturaleza de la certeza sensible. Pues quienes hacen esa afirmación, hablan de la existencia de objetos externos, que, entrando en más detalles, podrían determinarse o definirse o describirse como cosas reales, absolutamente singulares [absolutamente sueltas, einzeln], totalmente personales, e individuales, cada una de las cuales no tiene ya par, es decir, no tiene ya ninguna otra absolutamente igual a ella; y su existencia tendría una certeza y verdad absolutas. Ellos están pensando (por ejemplo) en este trozo de papel en el que estoy escribiendo esto, o en el que más bien he escrito esto; pero lo que dicen no es eso que están pensando o que están queriendo decir. Si ellos quisieran realmentre decir estre trozo de papel en el que estaban pensando o que querían decir, y se pusieran a decirlo, ello sería imposible, porque el éste sensible [el esto sensible] en el que se está pensando, o que se quiere decir, es inaccesible al lenguaje, el cual pertenece a la conciencia, es decir, a lo en sí Universal. Antes de que se llevara a término de forma efectiva el intento de decirlo, el papel acabaría apolillándose y pudriéndose; pues quienes han iniciado su descripción, no podrían acabarla, sino que la tendrían que dejar a otros, los cuales, fiunalmente, habrían de acabar confesando que están hablando de una cosa que no existe [pues mientras tanto el papel se habría podrido]. Así pues, ellos piensan sin duda en este trozo de papel, que aquí es completamente distinto al de arriba [pues el de aquí de mi estar escribiendo aquí es el aquí en que más arriba estaba yo pensando cuando decía que estaba escribiendo aquí, y no el aquí en que ahora estoy escribiendo], [ni mucho menos el aquí en el que el autor estaba pensando mnás arriba era el aquí del traductor, que más arriba estaba además bien lejos de ser el aquí de ahora]; pero de lo que hablan son de cosas reales, de objetos externos y sensibles, de seres absolutamente individuales, etc., es decir, [si nos fijamos bien] lo que están enunciando de esos objetos son sólo cosas universales, es decir, lo que están diciendo de ellos es sólo lo universal; por tanto, lo que se llama lo inefable [lo indecible] no es otra cosa que no no verdadero, que lo irracional, que aquello meramente Gemeyntes [que aquello en que se está pensando, que simplemente se está suponiendo, que simplemente se quiere decir, pero que ni se dice ni puede decirse]. -Pues si de algo no se dice otra cosa sino que es una cosa real, un objeto externo, entonces no se está haciendo otra cosa que declararlo lo más universal de todo, lo archi-universal, y con ello se está enunciando mucha más su igualdad con todo [con toda cosa] que su diferencia. Si digo "cosa individual" [einzelnes Ding], no puedo estar diciéndolo sino como más bien algo completamente universal, pues todas las cosas son una cosa individual; y asimismo esta cosa o la cosa esta es todo lo que se quiera [es decir, es cualquier cosa]. Al querer designarla con más precisión diciendo este trozo de papel, resulta que todo papel y cualquier papel es un "este trozo de papel" y, por tanto no he hecho otra cosa que seguir diciendo lo universal. Y si a este hablar, que parece tener el divino poder de poner inmediatamente del revés aquello que se quiere decir o aquello en que se está pensando o que se está suponiendo, si a este hablar trato de convertirlo en otra cosa, y ni siquiera le dejo tomar la palabra, sino que salgo inmediatamente en su auxilio mostrando yo con el dedo este trozo de papel [precisamente éste que estoy señalando con el dedo], entonces hago experiencia de en qué consiste efectivamente la verdad de la certeza sensible; lo señalo como un aquí que es un aquí de otros aquíes[es decir, que no es un aquí sino otros muchos aquíes, o que no es sino un aquí donde hay muchos aquíes], o que en sí mismo no es sino un simple quedar juntos [un simple quedar compendiados y articulados] muchos aquíes, es decir, lo estoy tomando como él en verdad es, y entonces en lugar de saber algo inmediato [en lugar de un capere inmediato] lo que hay es un percipere [un percapere, por decirlo así, un haber suprimido y superado ya ello, es decir, un haber pasado ya a través de ello], o sea una percepción [Wahrnehmung] [en lugar de saber algo inmediato, percibo].
de La Fenomenología del espíritu-G.W.Friedrich HEGEL-trad. Manuel Jiménez Redondo-edit. Pre-textos-filosofía clásicos.
Sin embargo, conforme a las observaciones precedentes, quienes hacen tal afirmación, quienes establecen tal tesis [de que la verdadera realidad es la que la certeza sensible propone], dicen también ellos mismos lo contrario de aquello en que están pensando, de aquello que querrían decir; y éste es un fenómeno [el decir inmediatamente lo contrario de aquello en que se está pensando o de aquello que se quiere decir] que quizá sea el más apropiado para hacernos reflexionar acerca de la naturaleza de la certeza sensible. Pues quienes hacen esa afirmación, hablan de la existencia de objetos externos, que, entrando en más detalles, podrían determinarse o definirse o describirse como cosas reales, absolutamente singulares [absolutamente sueltas, einzeln], totalmente personales, e individuales, cada una de las cuales no tiene ya par, es decir, no tiene ya ninguna otra absolutamente igual a ella; y su existencia tendría una certeza y verdad absolutas. Ellos están pensando (por ejemplo) en este trozo de papel en el que estoy escribiendo esto, o en el que más bien he escrito esto; pero lo que dicen no es eso que están pensando o que están queriendo decir. Si ellos quisieran realmentre decir estre trozo de papel en el que estaban pensando o que querían decir, y se pusieran a decirlo, ello sería imposible, porque el éste sensible [el esto sensible] en el que se está pensando, o que se quiere decir, es inaccesible al lenguaje, el cual pertenece a la conciencia, es decir, a lo en sí Universal. Antes de que se llevara a término de forma efectiva el intento de decirlo, el papel acabaría apolillándose y pudriéndose; pues quienes han iniciado su descripción, no podrían acabarla, sino que la tendrían que dejar a otros, los cuales, fiunalmente, habrían de acabar confesando que están hablando de una cosa que no existe [pues mientras tanto el papel se habría podrido]. Así pues, ellos piensan sin duda en este trozo de papel, que aquí es completamente distinto al de arriba [pues el de aquí de mi estar escribiendo aquí es el aquí en que más arriba estaba yo pensando cuando decía que estaba escribiendo aquí, y no el aquí en que ahora estoy escribiendo], [ni mucho menos el aquí en el que el autor estaba pensando mnás arriba era el aquí del traductor, que más arriba estaba además bien lejos de ser el aquí de ahora]; pero de lo que hablan son de cosas reales, de objetos externos y sensibles, de seres absolutamente individuales, etc., es decir, [si nos fijamos bien] lo que están enunciando de esos objetos son sólo cosas universales, es decir, lo que están diciendo de ellos es sólo lo universal; por tanto, lo que se llama lo inefable [lo indecible] no es otra cosa que no no verdadero, que lo irracional, que aquello meramente Gemeyntes [que aquello en que se está pensando, que simplemente se está suponiendo, que simplemente se quiere decir, pero que ni se dice ni puede decirse]. -Pues si de algo no se dice otra cosa sino que es una cosa real, un objeto externo, entonces no se está haciendo otra cosa que declararlo lo más universal de todo, lo archi-universal, y con ello se está enunciando mucha más su igualdad con todo [con toda cosa] que su diferencia. Si digo "cosa individual" [einzelnes Ding], no puedo estar diciéndolo sino como más bien algo completamente universal, pues todas las cosas son una cosa individual; y asimismo esta cosa o la cosa esta es todo lo que se quiera [es decir, es cualquier cosa]. Al querer designarla con más precisión diciendo este trozo de papel, resulta que todo papel y cualquier papel es un "este trozo de papel" y, por tanto no he hecho otra cosa que seguir diciendo lo universal. Y si a este hablar, que parece tener el divino poder de poner inmediatamente del revés aquello que se quiere decir o aquello en que se está pensando o que se está suponiendo, si a este hablar trato de convertirlo en otra cosa, y ni siquiera le dejo tomar la palabra, sino que salgo inmediatamente en su auxilio mostrando yo con el dedo este trozo de papel [precisamente éste que estoy señalando con el dedo], entonces hago experiencia de en qué consiste efectivamente la verdad de la certeza sensible; lo señalo como un aquí que es un aquí de otros aquíes[es decir, que no es un aquí sino otros muchos aquíes, o que no es sino un aquí donde hay muchos aquíes], o que en sí mismo no es sino un simple quedar juntos [un simple quedar compendiados y articulados] muchos aquíes, es decir, lo estoy tomando como él en verdad es, y entonces en lugar de saber algo inmediato [en lugar de un capere inmediato] lo que hay es un percipere [un percapere, por decirlo así, un haber suprimido y superado ya ello, es decir, un haber pasado ya a través de ello], o sea una percepción [Wahrnehmung] [en lugar de saber algo inmediato, percibo].
de La Fenomenología del espíritu-G.W.Friedrich HEGEL-trad. Manuel Jiménez Redondo-edit. Pre-textos-filosofía clásicos.
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